miércoles, 22 de febrero de 2012

Perú, mucho gusto...


                Esta vez se hace un poco complicado escribir el post de hoy y la única razón es que hay tanto para contar que probablemente habría que hacerlo en capítulos, pero esta no es la idea de mi blog, así que lo haré casi telegráficamente, ayudándome con las fotografías: Hoy os invito a Perú, mejor dicho a las partes más interesantes de este país andino.
                 Empezaré por la ciudad de Cusco, poblada por más de 500 mil habitantes, siendo una de las más grandes urbes peruanas. Ubicada en la parte sureste del país, en la cuenca del río Huatanay y en la parte oriental de la Cordillera de los Andes, la ciudad está declarada como capital histórica del Perú. Debido a la gran cantidad de monumentos que atesora se la suele llamar como la “Roma de América”. Por su rico patrimonio arquitectónico e histórico, en el año 1983 es declarada “Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO. Este hecho lo atestiguan numerosos ejemplos, como el Barrio de San Blas donde la concentración de los artesanos, tiendas de artesanía, talleres y casonas construidas a lo largo de las calles empinadas lo convierten en una de las zonas más pintorescas, sin olvidar una atractiva plazoleta y la parroquia más antigua de Cuzco. Sin embargo, la Plaza de Armas es el punto más atractivo de la ciudad: arquería de piedra construida por los españoles,  preciosos balcones de madera y por supuesto la Catedral que junto a la Iglesia de la Compañía, son una verdadera delicia visual y no sólo “alimento” para el espíritu. Sentarse por la tarde en una cafetería, preferiblemente en uno de los balcones tomando un pisco sour (un rico coctel a base de aguardiente, típico en Perú) o dos...o los que uno quiera, viendo el ocaso del sol, es un verdadero placer. 

               
Catedral en la Plaza de Armas (Cuzco)

Barrio de San Blas

uno de los rincones del barrio de San Blas

algunas calles son bastante empinadas

arquería de piedra...

...preciosos balcones...

...y por supuesto un Pisco Sour...o dos


                    Saliendo por la carretera de Cuzco hacia el sur, en dirección a Puno, pasando por Juliaca (una ciudad muy poco o nada recomendable, la gente que por ejemplo va con moto o bici a un banco entra dentro con ellos, así de ”divertida” es) llegamos al famoso lago Titicaca. Este además de ser el lago navegable más alto del mundo con una altitud de más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, es a la vez hogar para la etnia de los Uros, grupo humano que está poblando el lago desde tiempos inmemoriales en sus islas flotantes hechas de una planta acuática llamada totora, que sirve y es utilizada además para prácticamente todo, desde la construcción de las mismas islas, las casas, los barcos y toda clase de objetos de utilización diaria, hasta servir de comida gracias a su alta concentración de yodo. Al ser un depósito de agua dulce tan grande (entre los 20 más importantes del mundo), la región que rodea el lago posee un microclima único a estas alturas, lo que permite desarrollar una importante industria agropecuaria. Basta decir que ahí pastan casi el 50% de las alpacas, el 30% de las llamas y el 10% de las vicuñas de Perú.


isla flotante en el lago Titicaca

típico medio de transporte de los Uros

las tareas diarias de los isleños

pescando entre las totoras


                     Una visita que uno no se puede perder es la de la isla de Taquile que cuenta con una comunidad de 13.000 personas. Fue una de las últimas que plantó cara a los españoles y en la actualidad mantiene las costumbres, hábitos y formas de vida de la España del siglo XVII.



isla de Taquile...

...y los lugareños


¿a que parece Mediterráneo?


el lago es grandioso

                 Desde Puno, saliendo dirección oeste y dirigiéndose al pueblo de Chivay, el paso por el altiplano Andino, a 5.000 m de altitud es inolvidable. Pasando junto al borde de un precipicio de más de 1.000 m, parando en la Laguna de Sakakani para observar centenares de flamencos, cruzando el Mirador de los Andes, parando en los puestos que los vendedores tienen en las áreas de descanso y en los miradores, viendo manadas de alpacas, vicuñas y llamas pastando, las aves rapaces en vuelo, los enormes volcanes Chachani, Misti y Pichupichu se llega al pueblo de Chivay con sus famosas aguas termales y donde vale la pena quedarse una noche para reponer fuerzas y prepararse para uno de los momentos  más  emocionantes, no solamente de este viaje; el paso por el Cañón del Colca con la esperanza de ver el vuelo del cóndor. Las dimensiones del Cañón son espectaculares; el desnivel máximo en el mismo es de 4.600 metros. y en la zona en la que se observan los cóndores sobrepasa los 1.300 metros.



Mirador de los Andes - 5.000 m.s.n.m.

está foto esta tomada desde el bus; el precipicio vertical tiene un desnivel de mas de 1.000 m.

Laguna de Sakakani

los flamnencos levantan el vuelo

el imponente volcán Misti

siempre hay algún puesto de la artesanía local como este


las alpacas pastando en los bofedales del altiplano


el pueblo de Chivay al fondo

dos vecinas de Chivay de compras


                  Volviendo al cóndor, no todos tienen la suerte de verlo, yo sí que la tuve. Es…precisamente eso, uno se queda sin palabras, en blanco, hipnotizado, hechizado, atontado, pasmado o cualquier otro adjetivo que queréis utilizar. Después de hacerse esperar más o menos 1 hora, aparecieron 2 hembras y 1 macho volando en el cañón, casi sin mover las alas, en silencio, solamente el viento y ellos aprovechando las corrientes térmicas, subiendo y bajando en busca de algún animal herido o muerto. El vuelo es majestuoso, sin ningún esfuerzo, vigilando los alrededores y a sabiendas que aquí ellos son los reyes. La gente se emociona al verlos y las cámaras de fotos no dan abasto. Pero como suele ocurrir a menudo no todo puede ser un camino de rosas y la dichosa Ley de Murphy tiene que cobrarse su factura. Esta vez lo hizo ahí, en casa de los cóndores, que tanto quería ver y fotografiar y que para mí era una de las principales razones del viaje. Las emociones y la ansiedad, me jugaron una mala pasada. Y esto que desde el día antes había preparado y comprobado mi cámara, los objetivos, los filtros, la batería y los repuestos, las tarjetas de memoria, el líquido y los trapitos para limpiar las lentes, la mochila, vamos… que todo estaba en orden. ¿Y qué pasó? simplemente que al sacar la cámara olvidé quitar de mi objetivo un protector de plástico, un miserable trozo de plastiquito trasparente de nada. En consecuencia las fotos fueron todo un desastre, pero desastre total y mayúsculo, el cabreo mío fue monumental y para colmo no pude echar la culpa a nadie. Lo único bueno fue que éste infortunio me puede servir de excusa para venir de nuevo a Perú.


el Valle del Colca

vuelo del cóndor (blanquinegros son machos)

vuelo del condor (las hembras son marrónes)

lamentablemente la calidad de las fotos no es la deseada (estas son de las mejores tomas)

                         Arequipa llamada también la “Ciudad Blanca” y segunda más grande del Perú, alberga más de 800 mil habitantes. Se encuentra a unos 200 km. al sur del Cañón del Colca. Igualmente que en Cuzco, aquí también el casco antiguo está declarado como “Patrimonio de la Humanidad”. La esplendida Plaza de Armas con su imponente catedral de mármol blanco de Carrara, las antiguas casonas, algunas convertidas en esplendidas tiendas y hasta en centros comerciales, las bonitas calles del casco antiguo, todo ello es digno que ver, pero nada de esto es comparable al increíble Monasterio de Santa Catalina fundado en el siglo XVI. Con una superficie de 20.000 metros cuadrados de autentica maestría arquitectónica, pero carente de un diseño previo, levantado con sencillez y sentido común por albañiles, en el mismo se aúnan plasticidad, harmonía, colorido, aprovechamiento de la luz y del aire, espacios abiertos, un intrincado laberinto de callejuelas y lo más sorprendente,  un permanente silencio, a pesar de estar situado en pleno centro de la ciudad. Estas cualidades hacen de este lugar uno de los más bellos del mundo.   


La Catedral de Arequipa

Plaza de Armas

una de las calles del casco antiguo

vendedora de helados en el patio de un centro comercial - antiguo convento

Monasterio de Santa Catalina

el colorido en el monasterio es increíble

uno de los rincones de monasterio


                  Decía que iba escribir un post “telegráfico” pero esto es imposible. Cómo no mencionar El Valle Sagrado de los Incas, los pequeños y pintorescos pueblos del interior como Andahuaylillas con su iglesia llamada por los cusqueños “la Capilla Sixtina de América”, Raqchi y su templo del dios Wiracocha o el pueblo de Pucará con su museo, su iglesia, con un interior oscuro y algo tétrico, el Torito de Pucará, símbolo de protección hecho de barro y colocado en los techos de las viviendas y tantos y tantos lugares y más cosas que ver. Su slogan publicitario dice: “Perú, mucho gusto” y habría que contestarles “Gracias Perú, el gusto es nuestro”.


El Valle Sagrado de los Incas

otro maravillosos legado de los Incas

el puebo de Andahuaylillas


el templo de Wiracocha en el pueblo de Raqchi

así almacenaban los Incas sus cosechas

iglesia en Raqchi

interior de la iglesia en el pueblo de Pucará

el torito de Pucará


impresionantes paisajes acompañan durante todo el viaje 



 Resumiendo: una extraordinaria experiencia en todos los sentidos. Fantásticos paisajes, una larga historia y una fascinante cultura. Un país donde solo la gastronomía justificaría una visita (eso sí, igual que pasa en muchos otros países, pedir una cerveza bien fría se puede pedir, pero el concepto de frío es muy distinto del nuestro). Se nota una apuesta fuerte por parte de los peruanos por el turismo. Los hoteles están bastante bien, igual que servicio, aunque en las tiendas hay que tener muuuucha paciencia, sobre todo a la hora de pagar, el trámite parece interminable  y si tardas 10 minutos en decidirte en la elección del artículo el cobro tarda tanto o más; no hay prisas. Los precios son bastante razonables. Salvo en la ciudad de Juliaca, uno se siente bastante seguro y además se pueden ver en el mismo viaje las maravillas de Machu Picchu, el Lago Titicaca y el inolvidable y emocionante vuelo del cóndor en el Cañón del Colca. ¿Quién da más?  

P.D.
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