Hoy tocaban casi 500 km. Un poco complicados porque todo
era….recto, recto. Hay que ver qué fácil lo tienen para hacer las carreteras en
esta parte de los Estados Unidos. Tiran una recta y ya está. A lo largo de esta
etapa pasábamos desde el estado de Texas al de Nuevo México. Este último es el
quinto más grande por superficie y es conocido por sus paisajes, desérticos, extrañas formaciones rocosas,
interminables llanuras y por ser el estado donde se encuentra la mayor
población de americanos nativos, o sea en el castellano de siempre, los indios.
good bye Texas - hola New Mexico |
Nada más cruzar la frontera entre Texas y Nuevo México
paramos en una estación de servicio – Russell Gas Station Car Museum. Vaya
sorpresa que nos llevamos. Además de todos los posibles servicios que puede
prestar una gasolinera, ahí se encuentra un museo del automóvil y toda la
parafernalia de maquinas, utensilios y enseres de la época desde los años 40 hasta
los 80. Pero lo que más me gustó fueron los coches. Todas las marcas y modelos
en un perfecto estado de conservación, brillantes, coloridos, con los motores
relucientes, una autentica pasada. Entre ellos un Corvette valorado en más de 1
millón de dólares con cero kilómetros. De verdad que pasamos un buen rato
merodeando por ahí y realmente valía la pena.
estos coches tenían alma |
1957 Pontiac Super Chief |
impresionantes interiores |
así de relucientes están los coches expuestos |
maquina dispensadora de Coca-Cola |
antigua caja registradora |
Otra grata sorpresa nos esperaba 50 km. más adelante en
Tucumcari, pequeño pueblo de apenas 6.000 habitantes situado a lo largo de la
carretera. Una auténtica perla. Parece que el tiempo se hubiera parado ahí hace
50 años: moteles, bares, tiendas, comercios, todo esto recuerda aquella época.
Decenas de coches perfectamente restaurados expuestos a lo largo de la
carretera, los luminosos de los años cincuenta y sesenta, la gente que viste
con la moda de aquellos años, los trading post de lo más curioso, otra
gasolinera con varios coches en perfecto estado, todo hacía de ésta una de las
mejores paradas que habíamos hecho hasta ahora.
Unos 100 km. más adelante, en
Santa Rosa, otro museo del automóvil, pero en éste paramos únicamente para ver
los coches que estaban aparcados fuera. No sé si mencioné anteriormente lo de
las largas rectas…se puede poner un ladrillo en el acelerador, echar una siesta
y el coche seguirá en la carretera. Una curva es casi un acontecimiento, los
camiones una normalidad.
Después de 200 km. nos desviamos un poco saliendo de
la Ruta 66 y después de otros 90 km. llegamos a Santa Fe, pequeña (70.000 habitantes)
capital del estado de Nuevo México. Si no fuera por los colores de las casas
hubiera jurado que estábamos en Andalucía. El mismo tipo de edificación, toda
de no más de 2 plantas de altura, con jardines, color arcilla, con esquinas
redondeadas. Si lleváramos alguien con los ojos cerrados hasta allí, diría que
estamos en España o México. No hace
falta decir que se habla tanto español como inglés. Es una ciudad muy bonita,
con poco tráfico, poco bullicio y donde ya se notaba la presencia de americanos
nativos, perdón, indios (no sé por qué no llamamos las cosas por su nombre, sin
ofender). Ahí, bajo los arcos que rodean la plaza mayor, tienen un mercadillo con
su artesanía tradicional donde se puede encontrar algún recuerdo o regalo a
precios razonables. Una catedral, no muy grande pero bastante bonita, un
ambiente muy distendido por la noche y una tranquilidad absoluta, hicieron nuestra
estancia muy agradable. Sin mencionar una guapa y amabilísima camarera que
trabajaba en uno de los pubs y que nos sirvió unas hamburguesas de escándalo, buenas
y baratas, para luego recomendarnos un café irlandés y un whiskey de doble
malta que sin más explicaciones pedimos y que hasta el día de hoy la Visa esta tiritando.
Es que las mujeres tienen este don…viene con los genes supongo.
Pero todavía
nos esperaba una sorpresa inesperada en Santa Fe. En la recepción del hotel nos
dijeron que merecía la pena salir unos pocos kilómetros de la ciudad y subir a
las montañas que rodean la misma. Menos mal que hicimos caso. Subimos por una
carretera que serpeaba por el monte hasta encontrarnos con una mayúscula
sorpresa, después de una curva apareció un precioso paisaje de bosque cubierto
de nieve. De verdad que fue precioso. Las vistas también eran estupendas aunque
una pequeña bruma en la distancia no dejaba sacar una foto muy clara de la
ciudad. Ya estábamos más o menos por la mitad de la ruta. Siguiente etapa:
Santa Fe – Gallup.
Old School Garage |
es como volver 50 años atras |
¿a que son bonitos? |
autocaravana |
uno de los más famosos moteles a lo largo de la Ruta 66 - Blue Swallow Motel con un Pontiac, como no |
una autentica mina para los colecionistas |
Tucumcari Trading Post |
si uno no encuentra algo aquí es por que no existe.... |
rectas como siempre, y... |
...los camiones, como siempre |
zona residencial en Santa Fe |
centro de Santa Fe |
La Catedral de Santa Fe |
las mujeres pueden con todo |
hotel El Dorado |
Santa Fe Plaza |
muchos bares, comercios y tiendas de recuerdos |
a solamente unos minutos en coche desde Santa Fe... |
...se pueden encontrar estos paisajes |
P.D.
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