miércoles, 31 de octubre de 2012

un cuento noruego - crucero por los Fiordos (Trondheim)


                                          Trondheim, una de las ciudades más antiguas de Noruega, fue fundada por el rey vikingo Olav Tryggvason en el año 997. Situada en el estuario del rio Nid que desemboca en el fiordo de Trondheim, fue la primera capital de Noruega. Hoy es la tercera ciudad más grande del país después de Oslo y Bergen, y cuenta en la actualidad con 145 mil habitantes. Con sus calles anchas y una importante parte del centro de la ciudad transformada en zona peatonal, es un lugar hermoso con una larga historia. 



una de las calles peatonales en el centro histórico de la ciudad
                                           La primera visita, sin duda, se debe hacer a la imponente Catedral de Nidaros, visible desde casi cualquier zona de la urbe y que es la más grande de Escandinavia. Su construcción comenzó en el año 1070 sobre la tumba de San Olav, patrón de la ciudad. Desde el principio, la catedral se convirtió en una de las iglesias de peregrinación cristiana más importantes de Europa. 


Catedral de Nidaros

fachada de la catedral

detalle de la fachada

                                           El Museo al aire libre de Sverresborg de Trondelag sería la siguiente parada. Cuenta con más de 60 edificios del siglo XVIII y XIX y en él nos enseñan las antiguas tradiciones de los pueblos de la región durante los últimos 150 años. El origen de este museo se debe a la iniciativa de un grupo de ciudadanos de Trondheim que comenzaron a recolectar objetos e información de la zona en el año 1909. El conocido puente de Bybroen es otro de los lugares más pintorescos y que hay que visitar necesariamente para sacar algunas fotos (suelen ser muy bonitas). 


puente de Bybroen

rio Nid a su paso por Trondheim

pintorescas casas situadas a las orillas del rio

interior de la iglesia de Virgen Maria

                                         Para los amantes de las compras es recomendable pasar por los coloridos almacenes situados a lo largo del rio Nid. Allí encontraran toda clase de artículos, muchos de ellos de precioso diseño noruego. Aquí terminó nuestro crucero. Honestamente creo que fue uno de los mejores que he hecho si no el mejor (puede ser que el de Groenlandia(ver aquí), pero ese es otro tipo de destino).


algunas tiendas son así de curiosas

rio Nid y el puente de Bybroen

vista desde el puente Bybroen

una de las calles de la ciudad

la fortaleza de Munkholmen 

Resumiendo:
Noruega es maravillosa y los fiordos para qué os voy a contar. La manera de verlos aprovechando un crucero es la mas cómoda y económica, ya que el país, hay que decirlo, es caro debido a su altísimo nivel de vida. Paisajísticamente este destino no tiene competencia y los fiordos hay que verlos con tus propios ojos porque describirlos es tarea casi imposible. Así que cámara de fotos, tarjeta con mucha memoria, un chubasquero y a los fiordos. Merece la pena.

P.D.
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domingo, 21 de octubre de 2012

un cuento noruego - crucero por los Fiordos (Alesund)

                                          Navegando por el fiordo más grande de Noruega (Storfjord), al ritmo de la película “Paseando a Miss Daisy”, lo que era de agradecer, para seguir maravillado por los paisajes, la mañana siguiente nuestro barco amarró en el muelle de Alesund. La ciudad más grande de esta parte del país (50.000 habitantes) está asentada sobre 7 islas: Hessa, Aspoy, Norvoy, Humla, Torla, Oksenoy y Ellingsoy. Importante puerto pesquero y de cruceros, es un extraordinario testimonio de la arquitectura Art Nouveau. Esto se debe a un catastrófico incendio que arrasó prácticamente toda la ciudad en enero de 1904. En 3 años, con la ayuda del káiser Guillermo II de Alemania que solía veranear allí, los arquitectos de las escuelas de Charlottenburg y Trondheim (Alemania y Noruega respectivamente), reconstruyeron la ciudad en estilo “Art Nouveau”  el que dominaba por entonces en Europa. La ciudad quedó como se dice “ni en pintura”. 


Alesund 

                                         Bajamos del barco bajo una niebla y una lluvia que no auguraba nada bueno. Teníamos alquilado un coche para ir a ver la famosa carretera de los Trolls a unos 140 km. de la ciudad. Igual que en Bergen, las casas de alquiler estaban alejadas del puerto, así que con un taxi (45 €) nos acercamos hasta la oficina y cogimos el coche. Teniendo en cuenta el tiempo de las paradas y las fotos que haríamos por el camino, calculábamos que nos llevaría unas 3 horas llegar hasta la famosa carretera. Como en anteriores ocasiones, las vistas y los paisajes fueron espectaculares a pesar de la climatología. Según estábamos subiendo el monte empezó a aparecer la nieve en los arcenes de la carretera. No obstante el asfalto estaba negro y en perfectas condiciones. 


el tiempo estaba regualr

hablar de Noruega es hablar de paisajes

agua por todos lados

ejemplo de típica arquitectura rural noruega

la carretera estaba en perfecto estado

por esto en Noruega se tarda 3 horas en recorrer 130km - paras cada poco para hacer fotos

¡Vegen stengt!

podéis comprobar con estos vecinos su conocimiento de arameo...

                                        Así que foto por aquí otra por ahí, las señalizaciones que decían que nos quedaba 50, 40, 30, 20 km. para llegar a nuestro destino, hasta que llegamos a un punto de la carretera donde una barrera cruzaba la misma con un cartel amarillo que ponía: “Vegen stengt”. Claro, después de unos cuantos días en Noruega, el idioma ya no era ningún problema para nosotros. Ni falta que hacia ningún traductor, la puñetera carretera estaba ¡cerrada para el tráfico! Nunca en la historia, las montañas, los arboles, las cuatro casas y sus vecinos que había en ese punto habían oído tantas palabras en “arameo”. Vamos, ni los mismos arameos sabían que tales palabras existían. Viene uno desde miles de kilómetros, alquila un coche para ver las dichosas curvas y las paredes verticales de la carretera, y te la encuentras cerrada a cal y canto. Aparentemente había caído mucha nieve (¡en el mes de mayo!) y por razones de seguridad, no por el firme, sino por los desprendimientos de aludes, lo habían dejado “Stengt” – cerrado. Pero les voy a cobrar esta, cuando vengan a España en verano yo les hago “Stengt” con el sol; lloverá todos los días. Mas rabia todavía, porque el tiempo mejoraba constantemente y a la vuelta a Alesund pudimos disfrutar de algunos rayos de sol. Lo bueno – que teníamos tiempo para dar una vuelta por la ciudad que es una preciosidad. Devolvimos el coche y tomamos rumbo hacia Alesund. Primero subimos al Monte Aksla con sus miradores panorámicos Kniven y Fjellstua, la principal atracción de la ciudad. El panorama sobre la misma, el archipiélago y los Alpes Sunnmore es espectacular. 


vista desde Monte Aksla

nuestro barco en el muelle 

Art Nouveau

Alpes Sunnmore

canales como los de Amsterdam

las montañas rodean la ciudad

                                       Hasta arriba se puede acceder a pie salvando 418 escalones (la subida cansa) o bien en coche, que es lo que hicimos nosotros (taxi otra vez). Las vistas desde el mirador provocan que la cámara de fotos no pare; decenas de ellas. Borrachos de tanta belleza, bajamos los 418 escalones para adentrarnos en la ciudad con su ya mencionado estilo arquitectónico bien definido. Al estar ubicada sobre varias islas, los canales, puentes y barcos de recreo de toda clase (parece que cada uno tiene el suyo), hacen aún más atractiva la ciudad. De todas, preciosas por cierto, las que hemos visto hasta hora, esta fue la mas bonita. Basta ver las fotos. 


también sale sol en Noruega

como se puede apreciar - limpieza absoluta

clásico ejemplo de la arquitectura Art Nouveau

parece que todos poseen alguna emarcación

                                     A la hora indicada subimos al barco para salir hacia Trondheim, nuestro puerto final. La sorpresa última nos la ofreció un barco del puerto de Alesund que nos despidió con unos bonitos arcos de agua lanzados a gran altura. Con la puesta del sol y en compañía de las inseparables gaviotas dejábamos atrás una autentica joya, la ciudad de estilo Art Nouveau, la incomparable Alesund.


la sorpresa de la despedida

lanza agua a una altura de 7-8 pisos

las gaviotas estaban ahí como siempre

hacia Trondheim


P.D.
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jueves, 11 de octubre de 2012

un cuento noruego - crucero por los Fiordos (Hellesylt y Geiranger)

                                         En la etapa de hoy íbamos a visitar dos aldeas – Hellesylt y Geiranger. A pesar de que el día estaba nublado y lluvioso, y que tampoco hacía calor, fue una travesía maravillosa. Primero porque al navegar por los fiordos el barco no se mueve en absoluto, pero sobre todo por la belleza que nos rodeaba. Había solo un inconveniente – las constantes carreras de un lado del barco al otro y de proa a popa, para no perderse ningún detalle. Las verticales laderas de las que caía el agua, los bosques, las lenguas de los glaciares, cascadas, solitarias casitas en unos enclaves preciosos, pequeñas aldeas con casas de colores y con su bandera de Noruega, carreteras de caracol, ferrys comunicando los pueblos, barcos de recreo, las gaviotas…, en fin una fiesta paisajística pasaba a diestra y siniestra delante nuestros ojos.

fiesta paisajística

casas con sus embarcaderos

Noruega es color

innumerables cascadas como esta


                                         Unos minutos antes de llegar a Hellesylt, una aldea de 260 habitantes  que con los de los valles de alrededor suman unos 600, nos avisaron por megafonía que era fiesta nacional en Noruega (cumpleaños del rey Harald V) y que a nuestra llegada íbamos a inaugurar un nuevo muelle de crucero: “pasaríamos a la historia” pues nuestro barco iba ser el primero en atracar. A pocos metros del muelle se veían unas pocas personas esperando nuestro barco, pero lo que no esperábamos era que cuando el barco terminó de amarrar y se abrieron las puertas, nos íbamos a encontrar una “marabunta” de gentío impresionante. Ahí había más gente que los del pueblo y los de las valles adyacentes. Por supuesto el alcalde, las autoridades y el capitán del barco cumplieron un pequeño protocolo de entrega de las correspondientes placas conmemorativas, pero lo más interesante fue ver toda aquella gente ataviada con sus trajes regionales, portando las banderas y demás parafernalias con los colores nacionales de su país, los niños bailando, la banda de música, sonrisas, fotos…, vamos todo un acontecimiento. El pueblo, como los demás, es muy bonito, tiene un rio y una cascada que desaguan directamente sobre el fiordo, una iglesia con su cementerio muy cuidado (la gente es muy longeva por estas latitudes, por lo menos así lo dicen las lapidas donde son frecuentes edades superiores a los 90 años, pero ya se sabe  - el frio conserva), todo rodeado de montañas. Con unas dos horas basta para conocer el pueblo entero, hasta a los vecinos que son muy simpáticos y sonrientes.


Hellesylt


nuevo muelle con la pequeña comitiva de bienvenida...

...que parecía que iba crecer...

...crecer...

...con el Sr, Alcalde a la cabeza...

...capitán de barco, el representante de la naviera y autoridades locales y regionales...

...hasta que se llenó el muelle entero y todavía seguía viniendo mas gente


pero nosotros también invadimos su pueblo

las banderas y los colores nacionales aparecían por todos los rincones

primavera noruega

en medio del pueblo se encuentra esta hermosa cascada


                                          Desde ahí había dos opciones: salir en el barco hasta Geiranger o coger una excursión en autobús hasta la ciudad, visitando unas zonas muy interesantes y bonitas. Las dos eran tentadoras pero elegí el barco. Los paisajes me tenían cautivado. Navegando lentamente pasamos muchas embarcaciones diferentes e incluso a gente disfrutando con kayak y envueltos en la hermosura del fiordo, en este caso Storfjord.

Storfjord

acercándonos hasta Geiranger

muchos lo hacen de esta manera


                                             Aproximadamente 2 horas después, Geiranger apareció delante de nosotros. Al final del fiordo, como si se tratase de una calle sin salida, un hermoso pueblo situado sobre la ladera de una montaña, se nos mostraba en su totalidad. No me extraña que desde el año 2005 esté incluido en la lista del Patrimonio de la humanidad de la UNESCO. Fuera de temporada que dura de septiembre a mayo, viven aquí de forma permanente unas 250 personas. Pero en los 5 meses restantes reciben hasta 180 barcos de crucero,  lo que, por supuesto, hace del turismo la primera actividad de los locales. También origina unos formidables ingresos para sus vecinos que, igual que los de Hellesylt, gozan del nivel de vida más alto de todo el país, que por sí mismo es de los más altos del mundo. El barco fondea muy cerca de la costa ya que Geiranger no posee un muelle lo suficientemente grande para permitir el atraque de cruceros.


los cruceros echan ancla muy cerca de la orilla

estaba lloviznando, pero subimos hasta el mirador andando

Con lanchas nos llevaron al pueblo. En vez de coger un autobús decidimos subir a pie por la carretera hasta un mirador situado a más de 600 m. de altura y desde cual se podían divisar el pueblo y el fiordo. El camino está en muy buenas condiciones, no obstante se tarda aproximadamente una hora y media en llegar hasta el punto de observación, pero el recorrido merece la pena por las vistas y los puntos de interés que hay por el camino. Otra vez el agua dulce brota por todos lados y el murmullo de los arroyos, cascadas y ríos nos acompañó durante toda la subida. Estaba lloviendo a ratos pero esto hasta añadía más belleza al lugar. Una vez se llega al mirador, las ganas de quedarse ahí para siempre son enormes. Teníamos todo el fiordo a nuestros pies con el pueblo a la orilla, los barcos de cruceros, los kayak, las lanchas que llevaban y traían gente hasta el muelle, y el colorido difuminado un poco por las baja nubes. Todo ello hacía que aquello pareciera un sueño. Pero como todos los sueños terminan, había que empezar la bajada para no perder la salida del barco. Mañana amaneceríamos en Alesund. Los “pajaritos” me habían dicho que habría sorpresa y que debía tener preparada la cámara de fotos. El día de hoy, en dos palabras, como decía Jesulin de Ubrique: IM-PRESIONANTE.
típica casa en los pueblos de noruega

cementerio de Geiranger

con vistas así es mas fácil descansar eternamente

merece la pena la subida hasta el mirador

panorámica de Geiranger
P.D.
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