lunes, 8 de septiembre de 2014

Cracovia - la joya de la corona...

              La segunda ciudad más grande de Polonia, con casi 1,5 millones de habitantes en su área metropolitana, está situada a orillas del río Vístula en el sur de Polonia, en el voivodato de Pequeña Polonia del cual es su capital. Hallazgos arqueológicos confirman la presencia de un importante asentamiento humano en el lugar que data de la época de la Edad de Piedra. Hay documentos que confirman allá por el año 966, la existencia de un relevante núcleo comercial con su actual nombre. En la segunda mitad del siglo XIII fue destruida por completo en 3 ocasiones por los tártaros, siendo reconstruida otras tantas veces. Desde el año 1038 hasta el 1596, Cracovia fue la capital de Polonia. La importancia de la ciudad se acrecentó cuando el rey Casimiro III de Polonia fundo la Universidad de Cracovia en el año 1364, un importante centro de estudios que hasta hoy sigue siendo un de las más prestigiosos en esta parte de Europa. Es importante recordar que hasta finales del siglo XVII, Polonia fue una auténtica potencia, un imperio cuya influencia abarcaba un enorme territorio que abracaba desde el mar Báltico hasta las montañas del Cáucaso.

Castillo de Wawel

Patio interior del castillo

              Al entrar el país en declive a principios del siglo XVIII, como no podía ser de otra manera, la ciudad, igual que el resto del país empezó cambiar de manos. Pasó, desde ser un protectorado francés en el Gran Ducado de Varsovia, a ser La Ciudad Libre, a formar parte del imperio Austro-Húngaro y hasta ser cuartel general de los germanos durante una parte de la I Guerra Mundial, para terminar siendo la sede del Gobierno General, una región especial dentro del territorio nazi el día 4 de noviembre de 1939. La jefatura de aquella región la ostentó el infame Hans Frank, que quiso convertir la ciudad en una urbe completamente alemana, enviado a los campos de concentración a decenas de miles de sus habitantes, entre ellos casi toda la población judía, que en aquellos tiempos era bastante numerosa. Justamente en Cracovia tuvo lugar la famosa historia de Oscar Schindler, una heroica actuación que el famoso director americano Steven Sprielberg trasladó a la gran pantalla bajo el título “La lista de Schindler”. Hoy en día se puede visitar lo que queda de la fábrica de Schindler. Desde siempre Cracovia ha sido considerada como capital cultural del país. Lo atestiguan numeroso teatros, clubes de música, cabarets, salas de cine, galerías del arte de toda clase, 28 museos y festivales. En el año 2000 la ciudad se convirtió en la sede de la Capital Europea de Cultura. Junto con el de la ciudad de Quito, su casco antiguo fue declarado como Patrimonio de la Humanidad. Fue una de las pocas ciudades que se salvaron milagrosamente de la barbarie nazi. Habían minado toda la ciudad, pero el rápido avance las tropas rusas les impidió volarla, tal y como era su intención. Sus razones tenían pero no voy a aburrirles con la historia.
           
una de las calles del casco antiguo

todo está muy bien cuidado

la Pequeña Plaza del Mercado 
     

               Para los turistas, Cracovia es una de las ciudades de visita obligatoria y además debería ocupar los más altos lugares en la lista de “pendientes de ver”. Tienen un casco antiguo extraordinariamente conservado, a lo que añade numerosos restaurantes con excelente comida y muy buenos precios, un ambiente lleno de juventud pero a la vez con muchísima cultura emanando de todos los rincones. 
ambiente a todas horas

no podían faltar las palomas 

uno de los antiguos accesos a la ciudad

rico, rico...

                El barrio judío de Kazimierz con la única sinagoga que se salvó, típicos restaurantes, pequeños, coquetos, que se ubican en los bajos de las casas, la música klezmer, talleres artesanales de toda clase, pequeñas galerías de arte, todo esto a un corto paseo desde la Plaza del Mercado – el punto clave de la ciudad. Los 40.000 m² de superficie la convierten en la plaza medieval más grande de Europa. Rodeada por antiguas e históricas casas, palacetes, iglesias, en su centro alberga el edificio de Sukiennice (Lonja de Paños), donde se pueden adquirir toda clase de recuerdos, así como los típicos productos artesanales, desde tallas de madera a bordados de lino, abrigos de pieles, cristalería de alta calidad, típicas zapatillas de los montañeses elaboradas con cuero o finísimas “wycinanki” – autenticas obras de arte de papel de colores, recortadas con las tijeras de esquilmar las ovejas; son únicas. 
Plaza del Mercado

Sukiennice...

...o lo que es lo mismo - Lonja de Paños

interior de la Lonja de Paños

hay de todo - para gustos, colores

                El casco antiguo está dominado desde la colina de Wawel por un castillo – fortaleza, que durante siglos fue la residencia de los reyes polacos. Allí mismo se encuentra la preciosa Catedral de Cracovia, que no es quizás de las más grandes pero sí muy bonita por dentro. En la misma yacen los restos de los reyes y las personas más importantes en la historia del país. 
Catedral de Wawel

detalle del interior de la catedral (no permiten hacer fotos)

                Como corresponde a una sociedad muy católica, en Cracovia hay más de 130 iglesias, entre las que destaca La Basílica de Santa María (Kosciol Mariacki) construida por los ciudadanos a finales del siglo XIV para rivalizar con la Catedral de Wawel. Construida en ladrillo, de estilo gótico, su interior es impresionante, destacando un retablo de madera con figuras de tamaño natural elaborado por Wit Stwosz. Más de 22 años tardó el artista en terminar la inmensa obra que supera los 12m de ancho por 11m de alto y que acoge más de 200 figuras. En la ciudad hay numerosos recordatorios dedicados al papa Juan Pablo II, pontífice que fue arzobispo de Cracovia y que aunque nació en la cercana ciudad de Wadowice, los cracovianos le consideran como “suyo”. 
Basílica de Santa María

altar mayor

el retablo de Wit Stwosz

órgano de la iglesia

se han cuidado al máximo los detalles

detalle de la decoración de la basílica

                  La verdad es que la ciudad posee tantos atractivos que hacen falta unos días para verlos, más aun teniendo en cuenta que en las cercanías de Cracovia hay varios lugares de interés. Uno de ellos y no exactamente en la ciudad sino a escasos 12 km. es la mina de sal de Wieliczka. Es algo único. Tiene 3,5 kilómetros de galerías habilitadas para las visitas turísticas (en total hay más de 300 km.) que llegan a más de 320 m. de profundidad. Su recorrido muestra la historia y la importancia de esta mina que se empezó a explotar hace ya 800 años. En aquellos tiempos y dada la ubicación de la misma, la sal fue una muy importante fuente de riqueza, ya que la de procedencia marina no se encontraba en cientos de kilómetros a la redonda. Todo lo que hay dentro de la mina esta hecho de sal. Los suelos, por supuesto las paredes, numerosas esculturas, bajo relieves…, hasta los candelabros y las lámparas están elaborados de sal. El colofón de la visita es la maravillosa Capilla de Santa Kinga. Es difícil describir su magnitud y belleza. Uno no da crédito a que algo tan complicado y grande puede estar hecho de sal, además con unos detalles increíbles. La mina de Wieliczka está declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad desde 1978.
entrando a la mina de sal

sal por los cuatro costados

así trabajaban los mineros...

...los enanitos lo tenían algo más fácil

algunas salas son enormes

uno de los relieves...


...hay muchos

capilla de Santa Kinga

todo está esculpido en sal

así de impresionante es la capilla
Resumiendo: no se puede dejar de visitar Cracovia. Hay muy pocas ciudades medievales tan bien conservadas y con tanto atractivo. Desde su historia, su arquitectura, el increíble ambiente en las calles, la cultura, los museos, su excelente gastronomía con unos precios muy ajustados y unos magníficos bares y restaurantes (uno de ellos Wierzynek, donde allá por el año 1364 se celebraban bodas reales)… y si a todo esto añadimos la amabilidad y la alegría con la que los cracovianos acogen los visitantes, la opción es clara - ¡Cracovia!
P.D.
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