jueves, 11 de octubre de 2012

un cuento noruego - crucero por los Fiordos (Hellesylt y Geiranger)

                                         En la etapa de hoy íbamos a visitar dos aldeas – Hellesylt y Geiranger. A pesar de que el día estaba nublado y lluvioso, y que tampoco hacía calor, fue una travesía maravillosa. Primero porque al navegar por los fiordos el barco no se mueve en absoluto, pero sobre todo por la belleza que nos rodeaba. Había solo un inconveniente – las constantes carreras de un lado del barco al otro y de proa a popa, para no perderse ningún detalle. Las verticales laderas de las que caía el agua, los bosques, las lenguas de los glaciares, cascadas, solitarias casitas en unos enclaves preciosos, pequeñas aldeas con casas de colores y con su bandera de Noruega, carreteras de caracol, ferrys comunicando los pueblos, barcos de recreo, las gaviotas…, en fin una fiesta paisajística pasaba a diestra y siniestra delante nuestros ojos.

fiesta paisajística

casas con sus embarcaderos

Noruega es color

innumerables cascadas como esta


                                         Unos minutos antes de llegar a Hellesylt, una aldea de 260 habitantes  que con los de los valles de alrededor suman unos 600, nos avisaron por megafonía que era fiesta nacional en Noruega (cumpleaños del rey Harald V) y que a nuestra llegada íbamos a inaugurar un nuevo muelle de crucero: “pasaríamos a la historia” pues nuestro barco iba ser el primero en atracar. A pocos metros del muelle se veían unas pocas personas esperando nuestro barco, pero lo que no esperábamos era que cuando el barco terminó de amarrar y se abrieron las puertas, nos íbamos a encontrar una “marabunta” de gentío impresionante. Ahí había más gente que los del pueblo y los de las valles adyacentes. Por supuesto el alcalde, las autoridades y el capitán del barco cumplieron un pequeño protocolo de entrega de las correspondientes placas conmemorativas, pero lo más interesante fue ver toda aquella gente ataviada con sus trajes regionales, portando las banderas y demás parafernalias con los colores nacionales de su país, los niños bailando, la banda de música, sonrisas, fotos…, vamos todo un acontecimiento. El pueblo, como los demás, es muy bonito, tiene un rio y una cascada que desaguan directamente sobre el fiordo, una iglesia con su cementerio muy cuidado (la gente es muy longeva por estas latitudes, por lo menos así lo dicen las lapidas donde son frecuentes edades superiores a los 90 años, pero ya se sabe  - el frio conserva), todo rodeado de montañas. Con unas dos horas basta para conocer el pueblo entero, hasta a los vecinos que son muy simpáticos y sonrientes.


Hellesylt


nuevo muelle con la pequeña comitiva de bienvenida...

...que parecía que iba crecer...

...crecer...

...con el Sr, Alcalde a la cabeza...

...capitán de barco, el representante de la naviera y autoridades locales y regionales...

...hasta que se llenó el muelle entero y todavía seguía viniendo mas gente


pero nosotros también invadimos su pueblo

las banderas y los colores nacionales aparecían por todos los rincones

primavera noruega

en medio del pueblo se encuentra esta hermosa cascada


                                          Desde ahí había dos opciones: salir en el barco hasta Geiranger o coger una excursión en autobús hasta la ciudad, visitando unas zonas muy interesantes y bonitas. Las dos eran tentadoras pero elegí el barco. Los paisajes me tenían cautivado. Navegando lentamente pasamos muchas embarcaciones diferentes e incluso a gente disfrutando con kayak y envueltos en la hermosura del fiordo, en este caso Storfjord.

Storfjord

acercándonos hasta Geiranger

muchos lo hacen de esta manera


                                             Aproximadamente 2 horas después, Geiranger apareció delante de nosotros. Al final del fiordo, como si se tratase de una calle sin salida, un hermoso pueblo situado sobre la ladera de una montaña, se nos mostraba en su totalidad. No me extraña que desde el año 2005 esté incluido en la lista del Patrimonio de la humanidad de la UNESCO. Fuera de temporada que dura de septiembre a mayo, viven aquí de forma permanente unas 250 personas. Pero en los 5 meses restantes reciben hasta 180 barcos de crucero,  lo que, por supuesto, hace del turismo la primera actividad de los locales. También origina unos formidables ingresos para sus vecinos que, igual que los de Hellesylt, gozan del nivel de vida más alto de todo el país, que por sí mismo es de los más altos del mundo. El barco fondea muy cerca de la costa ya que Geiranger no posee un muelle lo suficientemente grande para permitir el atraque de cruceros.


los cruceros echan ancla muy cerca de la orilla

estaba lloviznando, pero subimos hasta el mirador andando

Con lanchas nos llevaron al pueblo. En vez de coger un autobús decidimos subir a pie por la carretera hasta un mirador situado a más de 600 m. de altura y desde cual se podían divisar el pueblo y el fiordo. El camino está en muy buenas condiciones, no obstante se tarda aproximadamente una hora y media en llegar hasta el punto de observación, pero el recorrido merece la pena por las vistas y los puntos de interés que hay por el camino. Otra vez el agua dulce brota por todos lados y el murmullo de los arroyos, cascadas y ríos nos acompañó durante toda la subida. Estaba lloviendo a ratos pero esto hasta añadía más belleza al lugar. Una vez se llega al mirador, las ganas de quedarse ahí para siempre son enormes. Teníamos todo el fiordo a nuestros pies con el pueblo a la orilla, los barcos de cruceros, los kayak, las lanchas que llevaban y traían gente hasta el muelle, y el colorido difuminado un poco por las baja nubes. Todo ello hacía que aquello pareciera un sueño. Pero como todos los sueños terminan, había que empezar la bajada para no perder la salida del barco. Mañana amaneceríamos en Alesund. Los “pajaritos” me habían dicho que habría sorpresa y que debía tener preparada la cámara de fotos. El día de hoy, en dos palabras, como decía Jesulin de Ubrique: IM-PRESIONANTE.
típica casa en los pueblos de noruega

cementerio de Geiranger

con vistas así es mas fácil descansar eternamente

merece la pena la subida hasta el mirador

panorámica de Geiranger
P.D.
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