La
segunda ciudad más grande de Polonia, con casi 1,5 millones de habitantes en su
área metropolitana, está situada a orillas del río Vístula en el sur de
Polonia, en el voivodato de Pequeña Polonia del cual es su capital. Hallazgos
arqueológicos confirman la presencia de un importante asentamiento humano en el
lugar que data de la época de la Edad de Piedra. Hay documentos que confirman allá
por el año 966, la existencia de un relevante núcleo comercial con su actual
nombre. En la segunda mitad del siglo XIII fue destruida por completo en 3
ocasiones por los tártaros, siendo reconstruida otras tantas veces. Desde el
año 1038 hasta el 1596, Cracovia fue la capital de Polonia. La importancia de
la ciudad se acrecentó cuando el rey Casimiro III de Polonia fundo la
Universidad de Cracovia en el año 1364, un importante centro de estudios que hasta
hoy sigue siendo un de las más prestigiosos en esta parte de Europa. Es
importante recordar que hasta finales del siglo XVII, Polonia fue una auténtica
potencia, un imperio cuya influencia abarcaba un enorme territorio que abracaba
desde el mar Báltico hasta las montañas del Cáucaso.
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Castillo de Wawel |
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Patio interior del castillo |
Al entrar el país en declive
a principios del siglo XVIII, como no podía ser de otra manera, la ciudad,
igual que el resto del país empezó cambiar de manos. Pasó, desde ser un
protectorado francés en el Gran Ducado de Varsovia, a ser La Ciudad Libre, a
formar parte del imperio Austro-Húngaro y hasta ser cuartel general de los germanos
durante una parte de la I Guerra Mundial, para terminar siendo la sede del
Gobierno General, una región especial dentro del territorio nazi el día 4 de
noviembre de 1939. La jefatura de aquella región la ostentó el infame Hans
Frank, que quiso convertir la ciudad en una urbe completamente alemana, enviado
a los campos de concentración a decenas de miles de sus habitantes, entre ellos
casi toda la población judía, que en aquellos tiempos era bastante numerosa.
Justamente en Cracovia tuvo lugar la famosa historia de Oscar Schindler, una
heroica actuación que el famoso director americano Steven Sprielberg trasladó a
la gran pantalla bajo el título “La lista de Schindler”. Hoy en día se puede
visitar lo que queda de la fábrica de Schindler. Desde siempre Cracovia ha sido
considerada como capital cultural del país. Lo atestiguan numeroso teatros,
clubes de música, cabarets, salas de cine, galerías del arte de toda clase, 28
museos y festivales. En el año 2000 la ciudad se convirtió en la sede de la
Capital Europea de Cultura. Junto con el de la ciudad de Quito, su casco
antiguo fue declarado como Patrimonio de la Humanidad. Fue una de las pocas ciudades
que se salvaron milagrosamente de la barbarie nazi. Habían minado toda la
ciudad, pero el rápido avance las tropas rusas les impidió volarla, tal y como
era su intención. Sus razones tenían pero no voy a aburrirles con la historia.
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una de las calles del casco antiguo |
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todo está muy bien cuidado |
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la Pequeña Plaza del Mercado |
Para los turistas, Cracovia es una de las ciudades de
visita obligatoria y además debería ocupar los más altos lugares en la lista de
“pendientes de ver”. Tienen un casco antiguo extraordinariamente conservado, a
lo que añade numerosos restaurantes con excelente comida y muy buenos precios, un
ambiente lleno de juventud pero a la vez con muchísima cultura emanando de
todos los rincones.
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ambiente a todas horas |
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no podían faltar las palomas |
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uno de los antiguos accesos a la ciudad |
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rico, rico... |
El barrio judío de Kazimierz con la única sinagoga que se
salvó, típicos restaurantes, pequeños, coquetos, que se ubican en los bajos de
las casas, la música klezmer, talleres artesanales de toda clase, pequeñas
galerías de arte, todo esto a un corto paseo desde la Plaza del Mercado – el
punto clave de la ciudad. Los 40.000 m² de superficie la convierten en la plaza
medieval más grande de Europa. Rodeada por antiguas e históricas casas,
palacetes, iglesias, en su centro alberga el edificio de Sukiennice (Lonja de
Paños), donde se pueden adquirir toda clase de recuerdos, así como los típicos
productos artesanales, desde tallas de madera a bordados de lino, abrigos de
pieles, cristalería de alta calidad, típicas zapatillas de los montañeses
elaboradas con cuero o finísimas “wycinanki” – autenticas obras de arte de
papel de colores, recortadas con las tijeras de esquilmar las ovejas; son
únicas.
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Plaza del Mercado |
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Sukiennice... |
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...o lo que es lo mismo - Lonja de Paños |
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interior de la Lonja de Paños |
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hay de todo - para gustos, colores |
El casco antiguo está dominado desde la colina de Wawel por un castillo
– fortaleza, que durante siglos fue la residencia de los reyes polacos. Allí
mismo se encuentra la preciosa Catedral de Cracovia, que no es quizás de las más
grandes pero sí muy bonita por dentro. En la misma yacen los restos de los
reyes y las personas más importantes en la historia del país.
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Catedral de Wawel |
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detalle del interior de la catedral (no permiten hacer fotos) |
Como corresponde
a una sociedad muy católica, en Cracovia hay más de 130 iglesias, entre las que
destaca La Basílica de Santa María (Kosciol Mariacki) construida por los ciudadanos
a finales del siglo XIV para rivalizar con la Catedral de Wawel. Construida en
ladrillo, de estilo gótico, su interior es impresionante, destacando un retablo
de madera con figuras de tamaño natural elaborado por Wit Stwosz. Más de 22
años tardó el artista en terminar la inmensa obra que supera los 12m de ancho
por 11m de alto y que acoge más de 200 figuras. En la ciudad hay numerosos
recordatorios dedicados al papa Juan Pablo II, pontífice que fue arzobispo de
Cracovia y que aunque nació en la cercana ciudad de Wadowice, los cracovianos
le consideran como “suyo”.
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Basílica de Santa María |
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altar mayor |
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el retablo de Wit Stwosz |
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órgano de la iglesia |
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se han cuidado al máximo los detalles |
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detalle de la decoración de la basílica |
La verdad es que la ciudad posee tantos atractivos
que hacen falta unos días para verlos, más aun teniendo en cuenta que en las
cercanías de Cracovia hay varios lugares de interés. Uno de ellos y no
exactamente en la ciudad sino a escasos 12 km. es la mina de sal de Wieliczka.
Es algo único. Tiene 3,5 kilómetros de galerías habilitadas para las visitas turísticas
(en total hay más de 300 km.) que llegan a más de 320 m. de profundidad. Su recorrido
muestra la historia y la importancia de esta mina que se empezó a explotar hace
ya 800 años. En aquellos tiempos y dada la ubicación de la misma, la sal fue
una muy importante fuente de riqueza, ya que la de procedencia marina no se
encontraba en cientos de kilómetros a la redonda. Todo lo que hay dentro de la
mina esta hecho de sal. Los suelos, por supuesto las paredes, numerosas esculturas,
bajo relieves…, hasta los candelabros y las lámparas están elaborados de sal. El
colofón de la visita es la maravillosa Capilla de Santa Kinga. Es difícil
describir su magnitud y belleza. Uno no da crédito a que algo tan complicado y
grande puede estar hecho de sal, además con unos detalles increíbles. La mina
de Wieliczka está declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad desde
1978.
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entrando a la mina de sal |
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sal por los cuatro costados |
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así trabajaban los mineros... |
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...los enanitos lo tenían algo más fácil |
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algunas salas son enormes |
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uno de los relieves... |
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...hay muchos |
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capilla de Santa Kinga |
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todo está esculpido en sal |
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así de impresionante es la capilla |
Resumiendo: no se puede dejar de visitar Cracovia. Hay
muy pocas ciudades medievales tan bien conservadas y con tanto atractivo. Desde
su historia, su arquitectura, el increíble ambiente en las calles, la cultura,
los museos, su excelente gastronomía con unos precios muy ajustados y unos magníficos
bares y restaurantes (uno de ellos Wierzynek, donde allá por el año 1364 se
celebraban bodas reales)… y si a todo esto añadimos la amabilidad y la alegría
con la que los cracovianos acogen los visitantes, la
opción es clara - ¡Cracovia!
P.D.
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