Palermo, capital de Sicilia (la cuarta isla más grande de Europa), es la quinta
ciudad más poblada de Italia. Rodeada de montañas por los tres costados, la
ciudad es curiosamente el mayor puerto (Porto Civile) de carga y de pasajeros
del país, siendo también un importante puerto de escala para los cruceros que
viajan por el mar Mediterráneo.
Antaño Palermo presumía de ser una de las ciudades más importantes en este
aspecto, acogiendo importantes actividades económicas, culturales y
artísticas. Un considerable legado arquitectónico y monumental que data desde
los restos púnicos, pasando por estilos árabe, normando, barroco, neoclásico y
llegando hasta el Art Noveau. Todos ellos atestiguan su milenaria historia.
existe un importante legado arquitectónico |
Pero no por su historia están la ciudad y la isla. Al mencionar los dos
nombres, lo primero que llega a la mente de uno es…Cosa Nostra, la famosa mafia
siciliana. Y esta fama no procede solamente de las películas hollywoodenses, la
mayoría de ellas basadas en los hechos reales. No hace tanto, en los años 80 y
90 del siglo XX, Palermo vivía una auténtica guerra, casi a diario se asesinaba
a funcionarios públicos, sin mencionar los muertos por ajustes entre las
diferentes “familias” que se disputaban el poder. Entre las víctimas de
aquellos años se encontraban los cargos más altos de la vida pública, personas
dedicadas a erradicar esta lacra que amenazaba y de hecho casi consigue,
desestabilizar la isla. El general de carabinieri Carlo Alberto Dalla Chiesa,
el presidente regional Piersanti Mattarella, los magistrados Giovanni Falcone y
Paolo Borsellino, todos ellos fueron asesinados, igual que Don Giuliani, un
sacerdote que se dedicaba a luchar por mejorar el futuro de los jóvenes y
sacarlos de los tentáculos de la mafia. Todo esto produce una curiosa manera de
sentir y ver la ciudad. Paseando por las calles observamos a la gente y
subconscientemente les clasificamos - este si es de la mafia y este
parece que no. Es injusto, pero es así. Con esto no quiero decir que haya miedo
a pasear por las calles. Calles que atestiguan su antiguo esplendor pero que
hoy están visiblemente deterioradas y con falta de mantenimiento. Esto produce
una sensación de cierta belleza que se va perdiendo, de la melancolía que
provocan las ciudades en decadencia. El casco antiguo es muy pintoresco con
calles estrechas, llenas de pequeñas tiendas, tendederos, bares y vendedores
ambulantes. Se nota la presencia de numerosos emigrantes, sobre todo de Sri
Lanka, norteafricanos, serbios y polacos. Palermo está bien comunicada con la
península a través de numerosos ferris y aeropuerto, siendo uno de los
principales puntos de entrada a la isla de Sicilia. Os dejo con unas fotos de
la ciudad.
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