Navegando por el fiordo más grande de Noruega
(Storfjord), al ritmo de la película “Paseando a Miss Daisy”, lo que era de
agradecer, para seguir maravillado por los paisajes, la mañana siguiente
nuestro barco amarró en el muelle de Alesund. La ciudad más grande de esta
parte del país (50.000 habitantes) está asentada sobre 7 islas: Hessa, Aspoy, Norvoy,
Humla, Torla, Oksenoy y Ellingsoy. Importante puerto pesquero y de cruceros, es
un extraordinario testimonio de la arquitectura Art Nouveau. Esto se debe a un
catastrófico incendio que arrasó prácticamente toda la ciudad en enero de 1904.
En 3 años, con la ayuda del káiser Guillermo II de Alemania que solía veranear allí,
los arquitectos de las escuelas de Charlottenburg y Trondheim (Alemania y
Noruega respectivamente), reconstruyeron la ciudad en estilo “Art Nouveau” el que dominaba por entonces en Europa. La
ciudad quedó como se dice “ni en pintura”.
Bajamos del barco bajo una niebla y una
lluvia que no auguraba nada bueno. Teníamos alquilado un coche para ir a ver la
famosa carretera de los Trolls a unos 140 km. de la ciudad. Igual que en Bergen,
las casas de alquiler estaban alejadas del puerto, así que con un taxi (45 €)
nos acercamos hasta la oficina y cogimos el coche. Teniendo en cuenta el tiempo
de las paradas y las fotos que haríamos por el camino, calculábamos que nos
llevaría unas 3 horas llegar hasta la famosa carretera. Como en anteriores
ocasiones, las vistas y los paisajes fueron espectaculares a pesar de la
climatología. Según estábamos subiendo el monte empezó a aparecer la nieve en
los arcenes de la carretera. No obstante el asfalto estaba negro y en perfectas
condiciones.
Así que foto por aquí otra por ahí, las señalizaciones que decían
que nos quedaba 50, 40, 30, 20 km. para llegar a nuestro destino, hasta que
llegamos a un punto de la carretera donde una barrera cruzaba la misma con un
cartel amarillo que ponía: “Vegen stengt”. Claro, después de unos cuantos días
en Noruega, el idioma ya no era ningún problema para nosotros. Ni falta que hacia
ningún traductor, la puñetera carretera estaba ¡cerrada para el tráfico! Nunca
en la historia, las montañas, los arboles, las cuatro casas y sus vecinos que
había en ese punto habían oído tantas palabras en “arameo”. Vamos, ni los
mismos arameos sabían que tales palabras existían. Viene uno desde miles de
kilómetros, alquila un coche para ver las dichosas curvas y las paredes
verticales de la carretera, y te la encuentras cerrada a cal y canto. Aparentemente
había caído mucha nieve (¡en el mes de mayo!) y por razones de seguridad, no
por el firme, sino por los desprendimientos de aludes, lo habían dejado “Stengt”
– cerrado. Pero les voy a cobrar esta, cuando vengan a España en verano yo les
hago “Stengt” con el sol; lloverá todos los días. Mas rabia todavía, porque el
tiempo mejoraba constantemente y a la vuelta a Alesund pudimos disfrutar de
algunos rayos de sol. Lo bueno – que teníamos tiempo para dar una vuelta por la
ciudad que es una preciosidad. Devolvimos el coche y tomamos rumbo hacia
Alesund. Primero subimos al Monte Aksla con sus miradores panorámicos Kniven y
Fjellstua, la principal atracción de la ciudad. El panorama sobre la misma, el archipiélago
y los Alpes Sunnmore es espectacular.
Hasta arriba se puede acceder a pie
salvando 418 escalones (la subida cansa) o bien en coche, que es lo que hicimos
nosotros (taxi otra vez). Las vistas desde el mirador provocan que la cámara de
fotos no pare; decenas de ellas. Borrachos de tanta belleza, bajamos los 418
escalones para adentrarnos en la ciudad con su ya mencionado estilo
arquitectónico bien definido. Al estar ubicada sobre varias islas, los canales,
puentes y barcos de recreo de toda clase (parece que cada uno tiene el suyo),
hacen aún más atractiva la ciudad. De todas, preciosas por cierto, las que
hemos visto hasta hora, esta fue la mas bonita. Basta ver las fotos.
A la hora
indicada subimos al barco para salir hacia Trondheim, nuestro puerto final. La
sorpresa última nos la ofreció un barco del puerto de Alesund que nos despidió
con unos bonitos arcos de agua lanzados a gran altura. Con la puesta del sol y
en compañía de las inseparables gaviotas dejábamos atrás una autentica joya, la
ciudad de estilo Art Nouveau, la incomparable Alesund.
Alesund |
el tiempo estaba regualr |
hablar de Noruega es hablar de paisajes |
agua por todos lados |
ejemplo de típica arquitectura rural noruega |
la carretera estaba en perfecto estado |
por esto en Noruega se tarda 3 horas en recorrer 130km - paras cada poco para hacer fotos |
¡Vegen stengt! |
podéis comprobar con estos vecinos su conocimiento de arameo... |
vista desde Monte Aksla |
nuestro barco en el muelle |
Alpes Sunnmore |
canales como los de Amsterdam |
las montañas rodean la ciudad |
también sale sol en Noruega |
como se puede apreciar - limpieza absoluta |
clásico ejemplo de la arquitectura Art Nouveau |
parece que todos poseen alguna emarcación |
la sorpresa de la despedida |
lanza agua a una altura de 7-8 pisos |
las gaviotas estaban ahí como siempre |
hacia Trondheim |
P.D.
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Como siempre...impresionantes. Un fuerte abrazo. Carmen Olalla
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